Rusia y China se abstienen en conflicto Venezuela-EE.UU.: el cambio estratégico

Rusia y China, socios tradicionales del régimen de Nicolás Maduro en Venezuela, han adoptado una postura de no intervención activa en el actual conflicto con Estados Unidos. Este cambio representa un alejamiento de su apoyo más explícito en el pasado y es resultado de un cálculo pragmático ante la profunda crisis económica del país suramericano y el endurecimiento de las sanciones de EE. UU.

Ambas potencias habían extendido miles de millones de dólares en préstamos y apoyo militar a Venezuela, principalmente a cambio de acceso a sus vastas reservas petroleras y por intereses geopolíticos. Sin embargo, la implosión económica y la corrupción han generado pérdidas significativas, convirtiendo a Venezuela en un socio de alto riesgo y baja rentabilidad.

La presión de las sanciones estadounidenses ha hecho inviable que Venezuela honre sus deudas y ha disuadido a otros actores de mantener lazos económicos sin exponerse a represalias. Rusia ha reorientado su enfoque a regiones como Medio Oriente y África, buscando evitar confrontaciones directas con EE. UU. por un aliado financieramente agotado. Por su parte, China prioriza la estabilidad y los retornos económicos, y Venezuela ya no ofrece ninguna de las dos.

El distanciamiento de estas potencias no implica un abandono total, pero sí una clara señal de que sus intereses económicos prevalecen sobre cualquier compromiso ideológico. Es un reflejo de la política de no más dinero fácil para el régimen de Maduro.

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